Padre, Maestro y Amigo

2 Jun

1.-  Capítulo I    – La despedida de Mu (El inicio de las  desgracias)

2.- Capítulo II   – Confesiones.

3.- Capítulo III  –  Y las Desgracias continúan

4.- Capítulo  IV  – Una Estrella Para Aries.

5.- Capítulo V     – El recuerdo más Preciado

6.- Capítulo VI   – Entre Amores y Venganzas

7.- Capítulo VII  – Padre Maestro y Amigo

8.- Capítulo VIII –  Respuesta al tiempo Cambio Y Fuera

9.- Capítulo IX     – Entiéndeme

10.- Capitulo X –  Un Incidente Inesperado

Padre Maestro y Amigo

Capitulo VII

–          Pero a cambio te pediré solo una cosa… – Se escuchó una voz gruesa y fuerte – Te pediré algo que solo tú puedes darme. He visto tu desesperación y escuché cuando dijiste que darías lo que fuera por solucionar los problemas del santuario.

El ambiente se hizo pesado, la temperatura bajo de un momento a otro y la voz tomó forma ante los ojos del santo de Capricornio, pero este, lejos de inmutarse, respondió:

–          Te pasaste de listo tío, ya conozco esa historia; solo tengo un alma que no pienso compartirla y menos  dártela. Estaría loco si la regalo

–          Shura de Capricornio, necesito de tus servicios. – dijo con sorna el ángel caído, fijando la mirada insistentemente a lo largo del cuerpo del santo.

–          ¡Joder hombre, que piensas que soy!… menudo lio, no necesito venderme para obtener dinero y ¿acaso no veis que soy un tío? – respondió Shura perturbado por las palabras de Lucifer quien comenzaba a estresarse y el clásico tic en el ojo hacia su aparición, perdiendo la paciencia respondió:

–          No estoy pidiendo que seas mi amante, idiota. Te propongo un negocio.

–          Hombre que formas son esas de  proponer las cosas, ¡joder deja de verme así! – respondió ante la insistente y nada disimulada mirada del ángel negro.

–          Traes el cierre abierto, pisaste un chicle, llevas un aviso de patéame en la espalda por el cual Aioria esta tentado a obedecer, además  olvidaste la tarjeta dentro del automático y la acaban de retener, podría continuar, pero vine a  realizar unos negocios.

Durante las últimas semanas Shura no había reparado en su persona, pudo  observar  su reflejo en las pupilas del ángel, llamando su atención al darse cuenta de haber perdido peso,  mostrándose ojeroso, cansado, no veía  en él al santo que fue. Aún así se sobrepuso y continúo.

–          ¿Por qué un negocio?

–          Porque quiero verte feliz, conozco cada oscuro pensamiento que tienes. Cuando llegas a tu casa por las noches tienes un sentimiento de impotencia, crees que todo es culpa tuya, y … tienes razón, fue tu inexperiencia la que hizo caer en ruinas a toda tu familia, cada carencia actual, cada desastre es por causa tuya…. Lo tuviste todo en tus manos, y de ella se escapo cada oportunidad de  sacar adelante a los que amas. Pero. Si tan solo quisieras, podrías tener  todo lo que deseas, ganar los casos que quisieras, el dinero que necesites y más  aún, solo debes desearlo y tendrás como un valor agregado  a las mujeres más bellas del mundo a tus pies viviendo por ti, en tu casa.

–          ¿Acaso te piensas que soy un crio? – dijo firmemente, para luego pensarlo  por unos segundos – Vale, vale suena tentador, pero mi padre me mataría y  luego se moriría. Ya  esta  bastante  enfermito del corazón…No, no pienso arriesgarme.

–          Puedo darle salud y vida – tentó el ángel caído.

–          No te juegues  con eso, yo sé muy bien como funciona el inframundo. Trabajé para ellos por 24 horas…- decía con orgullo el santo de Capricornio  – no tiene un ambiente laboral bonito y familiar pero  vale  para aumentar el currículum y sé perfectamente que te es imposible dar vida, ni siquiera Hades puede hacerlo, para eso está Dios.

–          ¡Maldición! ¡Por qué siempre es Dios! Acaso no te basta viendo que no hizo nada para evitar que te quitasen todo cuanto poseías? ¿Acaso son tan mansos, tan cobardes y tan necios como para someterse a un Dios que, en lugar de premiar sus servicios con señales de su favor, los azota sin compasión no habiéndole siquiera provocado? ¿Acaso él es todavía un Dios digno de servir? ¿Acaso él vino a buscarte para poner solución a sus problemas de forma rápida? No, él no es como yo, que sí premio a quienes lo merecen. Por eso Shura piénsalo bien, yo puedo hacer que tus hermanos no sufran ni carezcan de nada. Puedo devolverles sus poderes, darles riqueza y poder  tan solo si tú lo quisieras. Con tan solo una palabra. Pestañea si  así lo deseas, solo necesito el permiso.

–          ¿Puedes hacer todo eso? Estoy seguro que… ¡mientes! – contestó el santo de Capricornio haciendo cambiar el tono tentador en la voz del ángel caído, dando paso a una expresión seria y fuera de bromas.

–          Soy el diablo, pero cuando hago negocios, ¡no miento! . Quiero ingresar al cielo, es mi derecho, soy creación divina como cualquiera de  ustedes.¿ Por quien me tomas chiquillo? – respondió de manera cortante e imponente haciendo que Shura se mantuviera en silencio por unos segundos.

–          Escucha  bien Tío.   “No”   “hay”   “trato”. – respondió lenta y pausadamente, recalcando sus palabras. –  Si requieres de mis servicios, primero, debo conocer el caso. Tengo entendido que eras la criatura  más bella que Dios creó. Sin embargo deseaste ser superior a tu creador, esto provoco la ira de los cielos. Y en castigo fuiste desterrado y confinado a los infiernos junto a tu ejército – expuso el santo.

–          Trata de imaginar lo que me han hecho Dios, y los arcángeles. He sido víctima de la tortura que causa la angustia y el olvido, Dios me  hizo su ángel más bello e inteligente para después castigarme por mi perfección – trataba de justificarse el ángel caído ante la mirada acusadora de Shura.

–          ¡Y ahí lo tenemos! – asevero Shura en tono sarcástico. – Caso perdido. ¿La humildad no es una de tus virtudes, no es cierto?.  Cuéntame exactamente que fue lo que  ocurrió. Eso si. Nada de mentiras, si quieres que tome el caso, recuerda, seré tu abogado y quiero saberlo todo.

–          De acuerdo. Sucedió hace algún tiempo atrás. – Tomó asiento en una nube gris el bello engañador – Designaron que sea yo quien guiara la parte de entretenimiento en el cielo. Un acto hermoso debía ser presentado. Estaba yo frente al trono, del evento contemplando como este destellaba con luz propia, fue entonces que la curiosidad  ingreso a mi ser. Que tentador era  observar mi hermosura  reflejándose en esa luz. Bello, hermoso, magnánimo me veía, poco después, me encontraba jugando al jefecito ordenando a mi ejército todo cuanto quería, gocé del poder verdadero por unos segundos.  Cuando, fui sorprendido e injustamente castigado.

–          ¡Joder! Necesito más detalles,  ¡Ahonda más! – exigió el bello moreno tratando de saber la verdad, mientras tiraba de su tarjeta atorada.

–          Permíteme, – dijo el ángel al sentirse ignorado. Apoyo un dedo y  la tarjeta se deslizo  instantáneamente.  – ¿Acaso no ves que  todo fue una injusticia? Ellos  me envidiaban, no solo por lo bello e inteligente que soy, también por haber sido el favorito de Dios. Gabriel, Miguel y Rafael me tendieron una trampa y lo llenaron de absurdos en mi contra – se excusaba Lucifer al ver lo poco creíble que resultaba para Shura su historia.

–          Veamos…Iniciaste una rebelión en el cielo, sublevaste a los ángeles engañándolos; son cargos suficientes para ser despedido – increpó el santo de Athena, logrando un gesto de resentimiento y asombro por parte del acusado, el cual preguntó:

–          ¿De dónde sacaste eso?

–          De la biblia – respondió Shura secamente.

–          Yo también tengo la mía – dijo para justificarse ante los antecedentes conocidos por el santo.

–          Vale, vale, pero además luego de ser castigado no presentaste buena conducta e intentaste tentar al hijo de Dios y hasta hoy en día ni siquiera eres capaz de pedirle perdón. Lo siento tío, pero, no puedo hacer nada para alguien que no necesita ir a juicio. Vale, solo con decir “lo siento” sin mentir podrías salir de este lío.

–          Shura de Capricornio, como te atreves.  ¿Te rehúsas aceptar lo que te propongo?, ¿Ya olvidaste la enfermedad de tu padre y las carencias que tus hermanos están pasando?

–          Vamos tío, sabes que no haré el trato. No necesito de vuestra ayuda  para ganar los juicios y hacer que todo vuelva a la normalidad. Yo puedo lograr lo que quiera.

–          Sufrirás por esta ofensa, por tu arrogancia. Te arrepentirás por toda una eternidad. Pronto irás viendo como pierdes todo y jamás lograrás tus propósitos. Vas a sufrir. Lo juro. – dijo mirando con rabia incandescente al santo más fiel de Athena pasando todo límite de furia permitida, con ira creciente y deseos de venganza trató de intimidarlo, pero lejos de lograrlo las palabras del ángel caído se perdieron ante la actitud de Shura quien se mantenía sereno, victorioso, desafiante, con su mente llena solo de pensamientos de su hogar y la vida feliz que llevaba junto a sus hermanos en  antaño, haciendo desaparecer con furia creciente al ángel caído.

–          No puedes detenerme – murmuró el hermoso santo de Athena – Nadie evitará que volvamos a nuestra vida de antes, todos en paz y haciendo honor al último deseo de Athena.

–           Shura, ¿dijiste algo? – preguntó el león Aioria muy ajeno a la aparición y a punto de patearlo,  viendo a su amigo distraído le dijo – Vámonos, ya no podemos perder más tiempo, debemos trabajar. Y de una vez por todas levanta esa bragueta. Que todos  te están mirando.

Aeropuerto de Athenas 11:30 AM

–          Yo puedo con mi equipaje Dohko – dijo el popé cargando unas pesadas maletas.

–          Shión, deja que te ayude  – respondió el santo de libra tratando de tomar algún equipaje  para aligerar la carga de su amigo, haciendo que Shión se detuviera a observarlo y mirándolo seria y fijamente le dijo:

–          La ayuda que te pediré, sobrepasa de toda tarea cotidiana – esto último no fue captado en su totalidad por Dohko, el cual prosiguió en su tarea de buen amigo diciéndole:

–          Pide lo que quieras, pero no te exaltes.

–          En mi ausencia, serás tú quien se encargue de cuidar a nuestros niños – dijo Shión causando profunda preocupación y nerviosismo a Dohko quien inmediatamente buscó alguna solución, puesto que encargarse de un santuario por días y quién sabe hasta semanas, no era lo mismo que encargarse de su administración eventualmente y menos en la crisis que se estaba viviendo.

–          Se lo podrías pedir a Saga. – se escapo de la boca de Dohko –  Sabes que no me gusta el horario de oficina.

–          El puesto de patriarca podría desencadenar un retroceso en Saga y hacerlo  caer en bipolaridad nuevamente – Una sonrisa  se dibujó pronto en el rostro de Shión al ver la presión que causaba en su mejor amigo,  el cual solo se preocupaba de buscar a otro potencial reemplazo para patriarca.

–          ¿Que tal Aioros?

–          Es  apenas un niño.

–          ¿Y Shaka? – propuso albergando esperanza en la mirada.

–          Extremadamente severo y metódico.

–          Shura

–          Está ocupado con los líos del santuario, dale un respiro.

–          Kanon

–          ……….

–          …….. , tienes razón – respondió el santo de libra ante la última propuesta –  Shión, yo …

–           ¡Perfecto!, siempre admiré tu iniciativa. Tienes madera para patriarca amigo – dijo el pope sin dar oportunidad de responder al santo de libra – entonces, nos vemos en unos días.

–          No te preocupes – respondió el castaño, como siempre, tratando de equilibrar sus emociones para no preocupar más a su amigo – Pronto vendrá el día en el que nos veremos libres de toda esta situación.

–          Desde luego, solo déjame poner orden en la vida de nuestra ovejita lila y regreso. Espero no demorar mucho – estrechó la mano del castaño y dio una palmada en el hombro de su amigo a modo de despedida. Mientras se alejaba era observado por Dohko quién  angustiado exclamó.

–          Nos volveremos a ver pronto,- una extraña sensación  invadió poco a poco su ser, haciendo que  una pregunta, saliera involuntariamente – ¿verdad?… – vio  a su amigo detener el paso para responderle a distancia. Grabando esos momentos en su memoria.

–          ¡Volveré, descuida! Todo será como antes- la sonrisa que Shión  siempre esbozaba, era un alivio  para el corazón del caballero de libra,  confiaría su vida y más  a aquella amistad. Así seria por siempre.

Londres  5:30 Pm.

–          ¡Taxi! – llamaba extendiendo la mano el joven y guapo lemuriano de cabellos verdes, sin pasar desapercibido para toda transeúnte que no dejaba escapar la oportunidad apreciarlo como si se tratara de una verdadera obra maestra.

–          Tenga usted muy  buenas  tardes señorito. – saludó el conductor  abriendo la puerta de su auto con la tradicional amabilidad que caracteriza a todo caballero inglés.

–          Muy buenas tardes – dijo el gran patriarca acomodándose en el asiento trasero.

–           ¿A dónde lo llevo?

–          Al Queen Elizabeth Ii Hospital.

–          ¿Algún familiar enfermo…? – preguntó el conductor arreglando el retrovisor para no perder de vista a su cliente.

–          Sí. Mi hijo, sufrió un accidente – respondió Shión entrelazando sus dedos.

–          Tranquilo señorito, su bebé estará bien.

–          ¿Bebé? – murmuró el santo, para luego sonreír y recordar… al bebé.

Santuario de Atenas, Grecia 20 años atrás, recámara del patriarca.

Caída la noche, una hermosa escena entre padre e hijos era plasmada en la recámara  del gran patriarca, quien se encontraba sentado en la alfombra roja del amplio salón, rodeado de 8 infantes y 4 niños, que muy concentrados escuchaban su relato sin perder detalles.

–          Y así el caballero llegó y rescató a la princesa, dándole un…. ¡ejem! – lanzó una mirada nerviosa, y cerró el libro de inmediato – …y vivieron felices por siempre cuidando  y RESPETANDO a la princesa Athena. – Concluyó  Shión algo sonrojado. Observando los ojos fijos y las interrogantes que su cuento había causado en los doce aprendices presentes. Algunos llevaban los ojos y  la boquita muy abierta.

–          Maestro – se escuchó la voz de un pequeño.

–          Dime Shaka.

–          Tengo una duda que  quisiera aclarar.

–          Maestro, maestro, ¡maestro! – tiraba el pequeño Aldebarán  de la túnica de Shión. Siendo interrumpido por Aioria, quien juntando el entrecejo y muy curioso preguntó:

–          Maestro, ¿que le dio el caballero a la princesa Athena? ¿Por qué su madrastra hizo eso? Es inexplicable, ¿no lo  creé?

–          Y… Y ¿por qué  nuestra diosa  tiene una madrastra? Si… si es una diosa.- preguntó el más pequeño de los aprendices abrazando a su muñeco en forma de conejo.

–          ¡Entiende Milo!, la madrastra era Eris, disfrazada de madrastra – respondió Camus haciendo un ademán con sus dos manitos.

–          Oigan yo pregunté primero – Se quejó el pequeño león, arrancando una sonrisa a su hermano Aioros quien a su edad ya sabía la verdadera versión de la historia, pero, pese a sus quejas fue interrumpido nuevamente por el pequeño aprendiz a escorpio.

–          ¿Y tu maestro  hizo el ataúd de cristal Camus? – volvió a preguntar Milo sin tomar importancia a las palabras de Aioria.

–          Eso…. Creo.- Camus dudó  unos segundos, sin embargo continuó –  ¡Ajá! Es el único que  puede hacerlo.

–          ¡Ya no quiero preguntar! – habló el Leoncito  muy enojado y cruzando sus bracitos se sentó violentamente.

–          Y…. esa manzana que mordió Athena,…  ¿era la manzana de la discordia de Eris?  – preguntaba al fin Aldebarán.

–          ¡No me gustan las manzanas!, io prefiero las uvas. – se quejaba Death Mask respingando la nariz.

–          ¿Y como supo Eris  que Athena  era la mas bella del reino? – preguntó  curioso Afrodita.

–          Le preguntaron a Paris, pero hizo trampa y ganó…  ¿Afrodita? – respondía Mu un tanto confundido mirando y apuntando al pequeño  Afrodita, en quien  una  hermosa sonrisa empezaba a dibujarse.

–          ¡Yo ganeeé! ¡yo gané! Soy el más bello del mundo. ¿Escuchó eso maestro?

–          Sí afrodita, sin duda eres bello. Todos lo son.- respondió el patriarca.

–          Si Eris hubiera eliminado la per… per…  perpetuidad, ¡no!,  perrrr… per… perpejidad de su mente, buscando la belleza del cosmo, podría haber  logrado un estado de vanidad y… Y ni con  toda la belleza del universo podría verse a… a… ¡fectada!. – respondió el menor de todos los santos, imprimiendo seriedad, juntando las manitos y manteniendo los ojos cerrados.

–          Yo también lo sabría si Buda tu amigo imaginario me lo diría. – respondió Mu un poco enfadado, al ver la  reacción de sorpresa que  causó el comentario de Shaka en su querido maestro. Cruzó los brazos y cerró los ojitos, para luego volver a mirar de reojo al futuro santo de Virgo. – Lo que pasa es que tú, tú no  me  quieres prestar a Buda. Y Yo. Yo tampoco te presto a mi maestro.

–          Muuuuuuuu. – el pope impuso orden mirando con seriedad a su discípulo.

–          Perdón maestro,  los santos de Athena no debemos  pelear entre si. – Shión  sonrió al ver como su discípulo iniciaba  formando  y dominando su carácter. La noche estaba avanzada, se levantó y ordenó:

–          Bien, bien, todos a dormir, mañana nos espera un  largo entrenamiento.

–          Esta bien maestro, pero mañana nos contará “Atenea Durmiente” – dijo Milo frotándose los ojitos apunto de quedar dormido en la espalda de Camus.

Las doncellas encargadas de  cuidar a cada uno de los aprendices a santos dorados, tomaron a los pequeños en brazos y desaparecieron en la oscuridad de la noche.

Mu siempre controló su carácter, sus emociones, su conducta siempre fue impecable. ¿Qué podría haber ocurrido para que uno de los santos  más fuertes y poderosos del santuario llegara a ser internado en un hospital? Se preguntaba Shión volviendo a preocuparse.

–          Llegaremos antes de lo previsto – habló el conductor abriéndose paso entre los automóviles de la calle.

25 minutos después…

–          Cuantas señoritas, seguro se trata de alguna campaña – comentó el conductor, observando la larga fila de señoritas que volteaba la cuadra del hospital – Disculpe la intromisión  ¿Pero que le sucedió a su bebé?

–          Aún no lo sé. Solo recibí un mensaje de urgencia – respondió Shión manteniendo la calma por recomendación médica.

–          Como padre primerizo debe estar muy asustado – dijo el conductor al comprender el estado emocional en el que se encontraba su pasajero. Shión levantó la mirada angustiada al techo del auto y dándose ánimos dijo:

–          Ya pasé con mis niños por esta situación muchas veces. Sin embargo, cada uno de ellos es distinto del otro.

–          ¿Niños?… – preguntó el conductor observando por el retrovisor a su pasajero y tratando de adivinar su edad – Entiendo, tiene otros hijitos.

–          88 niños traviesos, son unos diablillos – respondió el patriarca con mucha naturalidad, alegrando de momento la mirada y causando gran asombro al conductor que por poco choca con otro vehículo al frenar en seco.

–          ¿Acaso no es un poco joven para tener 88 hijos? – preguntó.

–          No. No lo creo – respondió Shión arreglando sus cosas – Aquí es. Muchas gracias, que tenga buenas tardes.

–          Esta juventud cada día está más loca – murmuró el taxista sin salir de su asombro – ¿88?

Santuario Atenas – Grecia 8:00 pm

–          Shaka explícamelo, el maestro Dohko nos dijo que nos reuniéramos aquí en el santuario, dejando nuestros trabajos y deberes, para esta reunión. Según dijo iban a realizarse muchas reformas. ¿Por qué hace eso? – preguntaba Aioria con curiosidad al caballero de Virgo mientras este último permanecía sereno y con los ojos cerrados.

–          Aioria… – musitó, siendo interrumpido por en león dorado.

–          Ahora que no se encuentra Athena y que todos los santos nos dedicamos a trabajar para cubrir las deudas del santuario y cumplir la última voluntad de nuestra Diosa, ¿por qué nos llamó fuera de horario?, si sabe bien que a menos que hagamos algo el santuario y los caballeros de Athena se extinguirán. Por qué nos llamaría el maestro Dohko ahora. ¿Tú puedes explicarlo? Es inexplicable, ¿no crees? – preguntó incómodo el castaño, al estar consciente que podía perder su trabajo nocturno.

–          Ahora que se ha ido nuestro papá, el maestro es el líder de todos los caballeros. Nunca debemos desobedecer sus órdenes ¿verdad? – recordó con elegancia serena el santo de Virgo.

–          Pero por qué llamarnos interrumpiendo nuestros trabajos, es algo incomprensible – continuó replicando el santo de Leo.

–          Aioria probablemente todas las cosas vayan a cambiar…  – explicó Shaka – El maestro nos citó porque debemos aprovechar la ausencia de su ilustrísima para salir de esta crisis. Por esa razón necesitamos nuevas estrategias – hablaba aclarando las dudas de su compañero, mientras cuatro santos más hacían su aparición.

–          Milo, Aldebarán, Camus – saludó el rubio manteniendo aún los ojos cerrados.

–          Saga, Kanon… – completó Aioria

–          Si Aioria y yo unimos nuestros conocimientos podemos crear un medio alterno para captar más ingresos sin afectar a los pequeños. Así Seiya y los otros caballeros no tendrán que sacrificar sus horarios de estudio – dijo Milo quien había escuchado la explicación del representante de Buda y las quejas de Aioria – Esta mañana hablamos con su ilustrísima al respecto. Qué es lo que el maestro está pensando. ¡Dímelo! – preguntó el santo de escorpio haciendo que el silencio se apodere de la escena por unos segundos.

–          Entiende Milo, el maestro Dohko tiene las mejores intenciones para el santuario. Caballeros no nos adelantemos a sus razones – Respondió el santo de Acuario, analizando la actual situación.

–          No puedo permanecer más aquí sin hacer nada. Iré y continuaré con mis empLeos – refunfuñó Aioria impaciente por la tardanza del maestro.

–          ¡Detente Aioria! – intervino Shaka con voz imponente – Escucha bien, que no lo volveré a repetir. Desafiar las órdenes del maestro equivale a desafiar las órdenes de Athena. Deberías saberlo, ¿no?… Si insistes en desobedecer ya sabes a lo que te enfrentarás – Shaka imprimió la seriedad necesaria en su voz para intimidar a cualquier humano.

–          ¿Escuché bien? ¿Acaso fue una amenaza? Shaka, no tengo tiempo para entrar en detalles, pero creo que ahora deberías abrir los ojos y observar bien nuestra situación.  –  dijo el santo de Leo con notoria cólera – ¿Aún así insistes en acabar conmigo?

–          No quisiera, pero me vería obligado hacerlo – respondió el rubio juntando las palmas de las manos con absoluta paz – Como diría Mu, los caballeros dorados de Athena, no deberíamos pelear entre si. No quiero pelear contra ti, pero no me dejas opción – contestó Shaka sin alterar su serenidad.

–          ¡Tu pasividad me enferma Shaka! ¿Acaso no estas consciente de esta crisis? – el santo de Leo disponía a tener un enfrentamiento en ese mismo momento pero fue interrumpido por el caballero de Saga de géminis.

–          Basta señores, que obtendrán de pelear entre caballeros – detuvo el enfrentamiento con la voz imperiosa que le caracteriza, como cuando era el patriarca – Tenemos la obligación de hacer algo. Todos nos hemos reunido aquí para solucionar el problema que atraviesa el santuario ¿no es cierto? – dijo recibiendo gestos de afirmación de parte de sus compañeros presentes y los que quedaban por reunirse.

–          Es cierto, depende de nosotros terminar con esta crisis. Si unimos nuestras fuerzas lo podemos lograr – agregó Kanon – por ese motivo y por órdenes del maestro Dohko traje a una persona que desea ayudarnos – finalizó y dio paso al rostro que nunca más quisieran haber visto en su vida, era el más odiado y personaje principal de sus pesadillas, todos quedaron boquiabiertos e incrédulos recibiendo al emperador de los mares.

–          Kanon, ¡acaso perdiste el juicio! – increpó Saga – ¡No recuerdas que fue gracias a este sujeto que nuestra Diosa pasó los peores momentos de su vida! Ahora qué pretende de nosotros. ¡Quién pidió tu ayuda!

–          Fui yo  – se escuchó la voz del santo de libra quien se acercaba abriéndose paso entre los  caballeros presentes.

–          ¡Maestro Dohko! – exclamaron todos al unísono, mientras que el nuevo patriarca miraba fijamente al dios de los mares.

–          Hace mucho tiempo que no nos veíamos – lo saludó – desde el día que Athena decidió desposarse contigo y teniendo en cuenta los sentimientos de aquel entonces, nunca creí que volvería a verte, sobretodo en estas circunstancias. Ahora es momento de obtener la redención.  – culminó el santo de libra.

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Los pasos agitados del ex santo dorado de Aries rompieron el silencio de la sala de espera del hospital, Shión visiblemente preocupado se acercó al área de informes para saber lo que había pasado con su carnerito lila.

–          Buenas tardes señorita. Por favor, quisiera información de la salud del paciente Mu de Aries.

–          Buenas tardes, ¿es usted algún familiar del señorito Mu? – preguntó la joven enfermera recibiendo la mirada seria y juiciosa del ex santo dorado de Aries, quien mantuvo un silencio incómodo por unos segundos logrando intimidarla, sin embargo, ella continuó – Le hago esta pregunta, porque, debemos dar preferencia a los familiares, de lo contrario se verá obligado en hacer la fila que ve allá – dijo señalando la larga fila de señoritas que en su mayoría llevaban pañuelos en las manos y gafas negras para ocultar seguramente los párpados hinchados de tanto llorar mientras musitaban “fue mi culpa”, “no debí dejarlo solo”, “queremos justicia”, “son unos animales, la van a pagar”, “Pero que a Edward no se le ocurra dirigirme la palabra, ahora si terminé definitivamente con él”, y aquellas que pedían explicación a los doctores exclamaban “Oh my god!, not my Little Mu!” apoyándose en el hombro de alguna compañera, llorando como verdaderas Magdalenas, lo cual asustó al ex santo dorado de Aries respondiendo prontamente.

–          Me llamo Shión de Aries y soy el padre de Mu – dijo ocasionando mayor sorpresa en la enfermera quien no dejaba de mirarlo con creciente asombro.

–          Mil disculpas señor de Aries, se ve usted tan joven que podría pasar por su hermano. El señorito Mu se encuentra en el tercer piso, habitación 305. No se preocupe irá escoltado por los miembros de seguridad – decía la enfermera haciendo un ademán para llamar a los miembros de seguridad que se encontraban poniendo orden en el caótico hospital.

–          Por favor, acompañen al señor de Aries a la habitación del señorito Mu.

–          Disculpe, pero nos dieron  orden estricta de no dejar pasar a nadie. – respondió el guardia de seguridad. Recibiendo como respuesta una mirada seria seguida de una orden directa.

–          El es su padre.

–          Lo siento señor de Aries, – se disculpó – sígame. No pensé que era el padre del señorito Mu , usted se ve….

–          Lo sé,  muy joven para ser padre. – concluyó Shión,  quedando en silencio  el hospital entero, a cada paso de Shión los ojos de los presentes se hacían  mayores al igual que las interrogantes. La fisonomía de Shión causaba asombro entre las universitarias quienes rápidamente se enteraron de quien era ese guapo jovencito. Y prontamente se escucharon los  susurros crecer.

–           Es el Padre de Mu.

En el trayecto el padre de los 88 santos recordó el día que conoció al pequeño Mu.

Jamir, 23 años atrás

–          Sr. Shión, que sorpresa tan grande tenerlo aquí.

–          A pasado mucho tiempo Atlas. Tenía mucha curiosidad y vine para conocer a tu sucesor. No podría faltar a la ceremonia del pangsai.

–          Por un momento pensamos que no vendría, que no dejaría el santuario…Ya falta poco para que se cumplan 200 años desde la última guerra santa. Muchas gracias por su tiempo, señor Shión.

–          Traje las hada, además de vino y té para tu esposa – dijo acercándose a la pequeña cesta que contenía al más hermoso de los niños que había visto hasta ese entonces, las dos esmeraldas vivaces que reflejaban la mirada del ser viviente que en el futuro le iba a regalar muchas alegrías causaron en él el más grande sentimiento de ternura obligándolo a esbozar una sonrisa, la cual fue correspondida por el bebé – ¿Este pequeño ya tiene nombre?

–          Se llama Mu – respondió el padre del pequeño, cambiando la expresión en su rostro miró fijamente al patriarca – Si la anterior guerra habría dejado más sobrevivientes estoy seguro que usted también…

–          No digas esas cosas, –  interrumpió Shión – sabes que nuestra vida está destinada a servir a Athena. – Sin embargo el pequeño muviano se las había ingeniado para alcanzar uno de los dedos de Shión estrechándolo fuertemente con su manita –  este acto causó una revolución de polvo estelar en el corazón del patriarca, enterneciendo  todo su ser. Si antes había tomado el trabajo  de manera dura y distante, ahora, viendo germinar los primeros brotes de una nueva generación, el corazón de padre  nació junto a Mu, para luego  extenderse con cada uno de los santos de su orden. Seria un padre,  el mejor de todos. Y esta vez, las cosas serian completamente diferentes,  trascendería la muerte si fuese necesario, pero, velaría por cada uno de sus hijos.

–          Señor Shión soy testigo de lo que pasó, de lo que sintió y de cómo su sueño se frustró….

–          Todo  tiene su tiempo, y el mío pasó hace mucho. Sin embargo, deja que comparta la alegría de ser padre contigo “viejo amigo”.

–          Señor Shión, usted será un padre para mi amado Mu. Si aún no se ha dado cuenta, usted también fue un hijo para mi padre Hakurei, al igual que Tokusa y….

La memoria de Shión  empezaba a fallarle, algo que en verdad nunca antes había  ocurrido.  En sus pensamientos Shión respondía a sus confusos recuerdos pensando graciosamente “Achaques de la vejez”.

A solo unos pasos de la habitación, Shión  cambio la expresión de su  rostro, el respeto era imponente en el  santo.  Tomó la perilla de la puerta,  pensando en que sería lo que encontraría  del otro lado. Su corazón aceleraba el ritmo y un pensamiento nervioso lo asaltó, sintiendo de cuenta nueva la opresión en el pecho al pensar en la salud de su hijo y al recordar las expresiones en el rostro de las señoritas que hacían la enorme fila, pensó entonces que sería presa de otro ataque y se dijo: “felizmente me encuentro en un hospital y al lado de mi hijo”. Terminaba de girar la perilla cuando sintió  sus dos piernas debilitarse, no podía creer que su propio cuerpo lo estaba traicionando, el sudor  frio se apoderó de él, se sentía desfallecer. Pero su misión de padre estaba sobre su condición física. Ingreso a la habitación de manera sigilosa encontrando dormido a su hijo, sus ojos examinaron con prisa todo el cuerpo del “pequeño”, verificando que todo esté en orden. Se acercó, para constatar que  dormía,  y un suspiro del carnerito menor hizo reflejo en  el mayor, aliviando sus ánimos.  Entonces se acerco a leer el historial del paciente, encontrando  una descripción  que decía, “Hematoma subgaleal”.

–          ¿Hematoma subgaleal? – repitió en voz alta  el santo patriarca.

–          “Chichón» de la cabeza – respondió a su pregunta la voz de su pupilo, quien con el ruido  de su padre, despertó de su sueño.

–          ¿chichón de la cabeza?,  me llamaron desde Grecia, por un…. ¿chichón de cabeza? – Shión quería en esos momentos que la taquicardia lo hubiese  afectado, para tener un verdadero motivo, por el cual estar en un hospital, lejos de sus  obligaciones, sin  hacer pasar por un mal  momento a su mejor amigo, ni a sus pequeños que tanto se esmeraban por salir adelante.  EL rostro del padre de los 88 santos de Athena se  tornó  impenetrable y miró fijamente a Mu – Explícame inmediatamente, que sucedió aquí Mu.

Estas palabras lograron tensionar a Mu, quien, como de costumbre cerró los ojos volteando el rostro, eludiendo de manera elegante la mirada de Shión, para  iniciar luego con alguna justificación.

–          No hice nada, yo…. – dijo siendo interrumpido por su padre y maestro.

–          Mírame a los ojos cuando te hablo Mu. – El  carnerito abrió inmediatamente los ojos y  trato de posar  su mirada en los ojos de su padre, mas la vergüenza  de fallarle  hizo que agachara la cabeza. – El orgulloso e imperturbable Mu. Nunca antes te vi en esa actitud y no es mi deseo verte así, hijo – entonces el carnerito lila levantó la mirada con notable pena y lentamente buscó los ojos de su padre, quien lejos de juzgarlo de manera severa, lo miraba dulcemente – No tienes idea del susto que me diste pequeño –  el pequeño santo de Aries dio un salto de su cama y  se aferró a su padre  fuertemente con la misma intensidad y calidez que Shión sintió cuando estrechó por primera vez la manita del pequeño muviano.  – Hijo mío  – dijo, y fue esta vez  él quien tomó la mano del pequeño Mu.

La vida en Londres era buena, sus compañeras amables nada le faltaba, pero nada parecido al amor de un padre.

–          ¡Papá.! – escucho Shión de manera casi inaudible, y al retirar el  rostro de Mu de su pecho pudo observar recorrer dos filas de lágrimas en sus mejillas.

Santuario de Atenas – Grecia

–          ¿No crees que  estas  exagerando Seiya? – preguntó Hyoga al ver como el Santo de Pegasus se afanaba en quitar hasta la más mínima mancha en los amplios salones del templo de Aries. Imprimiendo en la mirada la misma determinación, el mismo espíritu de batalla de antaño y sin detenerse hasta conseguir su objetivo respondió:

–          Claro que no Hyoga. Si no podemos  ayudar trabajando, lo mejor será facilitarles las tareas a nuestros hermanos mayores.

–          Pero Seiya, es de noche,  podemos  hacer esto mañana – sugirió Shun preocupado por la campaña de limpieza que el Santo de Pegasus realizaba de manera obsesiva.

–          Claro que no Shun, mañana  ellos estarán  a primera hora en sus casas y nosotros debemos  asistir a la preparatoria. Debemos ayudarlos ahora ¿No lo crees Shiryu? – preguntó Seiya esperando la afirmación del caballero dragón.

–          No tengo nada mejor que hacer. Además, sabemos que si no te ayudamos en esta empresa. De todas maneras lo harás y aún estas convaleciente. Si no comenzamos ahora será imposible  terminar con la limpieza de los doce templos antes que ellos regresen.

–          ¡No hay imposibles para los santos de Athena! – respondió Seiya animado.

–          Me encantaría  quedarme, pero tengo que hacer guardia voluntaria – se escuchó de fénix, quien se mantenía hasta ese momento silente, apoyándose en una columna del templo.

–          Hermano, si es guardia voluntaria, por qué no te quedas para ayudarnos – Ikki  sonrió, inicio su camino, elevando una mano y con una señal se despidió. Dejándolos sin explicación alguna – ¡Hermano!, ¡hermano! – llamó Shun sin tener éxito

–          Vamos Shun, se un hombre y aprende a fregar los pisos – se escuchó de Ikki a lo lejos provocando una sonrisa en el rostro de su hermano menor, quien solo emitió suavemente “Ikki” y es que el santo del Fénix comprendía perfectamente que un hombre debía hacer todo cuanto estaba en sus manos, sin necesidad de delegar o aumentar tareas a terceros, aunque en ese momento no lo parecía él se retiraba y no precisamente por escapar de sus quehaceres, solo sus hermanos de bronce lo sabían y entendían.

–          El que todo salga  bien, esta en nuestras manos. ¡vamos todos!.

Los santos de bronce tomaron con mucha voluntad sus implementos de limpieza e iniciaron su labor, ignorando que, no muy lejos, la historia del santuario nuevamente daría un giro tal ruleta rusa.

5 respuestas to “Padre, Maestro y Amigo”

  1. Steinmet junio 26, 2010 a 9:39 am #

    This is good blog message, I will keep this in mind. If you add more video and pictures because it helps understanding 🙂

  2. janniceg junio 19, 2010 a 3:59 pm #

    ¿Como esta mi Val?

    Juraria que te deje review, pero al parecer se me olvido.

    Shura me mato de risa con sus ocurrencias y Aioria ni que decir, en serio pensaba darle a su amigo solo por el letrero que le pegaron.jajajaja me recuerda los tiempos en la U.Puede que yo si le hubiese dado uno pequeño.

    El cuento que Shion narro a sus bebes, supongo era el de «Blanca Atenea y sus 12 caballeritos» jajajaja menuda confución para los peques en cuanto al despertarla con un «BESO». Asi debia ser. Vaya que en el santuario se termina confundiendo cualquiera. Pensar que Afrodita el santo de Piscis es confundida con Afrodita la diosa de la belleza, y ya sabemos el porque la vanidad bien fundamentada de «Santo Pez» jajajajaja.( me gusta ese apodo)

    En serio Shion es un padre fuera de serie. Cualquiera estaria feliz en sus manos. ¡Que me adopte!

    Lo que no me cuadra es Poseidon, dire Julian, no, es lo mismo. Cual es su verdadero proposito apareciendo a estas alturas, si fue el quien realizo alguno de los juicios en contra. Aioria deberia desquitarse con el y dejar en paz a Shaka, que solo quiere calmarlo… me gusto mucho la forma de como dejaste entender que apesar de los años pasados… en muchas actitudes, los pequeños santos no cambiaron mucho.

    Gracias por continuar la historia, especialmente sabiendo que no es mucho el tiempo con el que contamos para estas actividades. Copy – paste para mi blog. UFFF.

    Si puedes sube el cap. ocho pronto. Bye.

  3. washmime junio 6, 2010 a 8:20 pm #

    Bueno, estos caballeros por todo buscan pleitos , ya se quieren dar a palos aioria y shaka En fin, milagros no se logran si ellos nunca cambian T.T primero los ayuda y luego saga que pide calma y el grita por poseidon estos caballeros seguro van a terminar borrachos y tirados en una banqueta con botella en mano, digo, si no es que se ponen a pelear entre ellos.

    Me dio pena la reprimenda de Mu pobrecito si estaba solito y lejos de sus amigos, mejor me quedo a consolarlo T.T , aunque ahora deberia ya estar haciendo la tarea u.u» asi que le dejo el trabajo a shion, porque
    que soy una persona de gustos simples, tener demasiadas opciones a elegir me estresa. Regularmente solo volteo y digo ¡¡¡quiero a Mu!!! y se acabó. Pero luego tambien quiero leer los capitulos que me perdi te dejo ***** por el post. luego votamos por los blogs y gracias por comentar los mios.

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